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jueves, 28 de octubre de 2010

¡Ash!

Hoy quedé en salir al centro comercial con mi mejor amigo, después de una intensa crítica agresiva de parte de él hacía mis ideas de desprecio y añoranza, así que al final, decidí aceptar… Tan sólo para aclarar la cabeza.

No habían pasado ni 2 semanas desde que había terminado mi relación amorosa, que después de 1 año y 5 meses, se convirtió mejor dicho en “conflicto-amorosa” con Christy Gutiérrez. Y a decir verdad aun me tumbaba de pensamiento cada vez que sabía sobre ella.

Es verdad… -  pensé.

Lo que ya había leído con anterioridad en un pequeño libro que me había recomendado un camarada. ¡Vaya! Todo estaba tan bien en aquél entonces, pero es cierto cuando se dice que el sexo sólo empeora las cosas.
En fin… Sin hacerle más afán al asunto, pues a pesar de todo sentía que no valía la pena, saqué mi Ipod y unos audífonos que encontré a los cuales le fallaba el auricular izquierdo y me dispuse a salir a caminar un rato por las calles de la colonia.

¡Me siento… Irritado! – Me exclame una y otra vez.

Uno cuando se siente así, hace el mundo imposible. Todo se nubla, las miradas son amenazantes y crudas, como si todos tuvieran alguna mala intención sobre ti. Tal vez sea todo cierto, tal vez al verme con aspecto de “Modo enojado”, al final es lo único que transmitiré a las personas que me rodean, incluso aunque no las conozca.

Después de caminar unas cuadras, quise comer algo fresco… Como un helado. Hurté en mi pantalón para contar las pocas monedas que escuchaba cada vez que marcaba un paso, o aún más cuando aceleraba el paso a trote; Si… Un muy mal intento de trote.
¡Ajá!.. 20 pesitos, de una manera muy mediocre, pero al final era la cantidad mencionada… No dudé en ir a buscar mi helado.

Pensé en los camioneros, cuando me tienen que regresar, por ejemplo una moneda de $5 y aún viendo que tienen las monedas exactas, deciden darme pura morralla de 20 y 50 centavos. ¡Pero qué ridículos! Hasta parece que el gobierno nada más inventó tales denominaciones para arruinarme el día y los viajes…


Llegué a la tienda donde vendían susodichos helados: Chocolate, almendra, frambuesa, plátano… Sin olvidar los muy comunes de fresa y vainilla. Bueno, en realidad los tenían todos.

-          Buenos días, ¿Cómo le puedo ayudar? – Preguntó la señorita que atendía
-          Pues me da un vaso.. ¡No, no!.. Mejor un cono de nuez.
-          Entonces un cono de nuez, ¿Desea por 5 pesos más…? – Interrumpí
-          ¡Que no! Nada de upgrades, el cono y nada más.



Me volteó a ver con cara de desprecio, como si yo fuera el único chico agresivo del vecindario, no es mi culpa… Es un mal día para mí, pero por otro lado… No es culpa de ella. Sentí que su mirada también demostraba algo así como… Tristeza.
Como dije antes… Estaba en “modo irritado”,


-          Sabe… A veces no sé lo que quiero – Dije con voz más suave y amable.
¿Por favor me lo podría cambiar al vaso en vez del cono?

Aún cuando ya había agarrado el cono y la cuchara para servir del bowl, no era demasiado tarde, así que lo cambió por el pequeño vaso en el cual final y gloriosamente, lo lleno de helado de nuez. Se me hacía agua a la boca, de esas veces que sientes cosquilleo por detrás de las muelas, hasta me sentí morboso.

-          Son 17 pesos – Dijo la señorita.

Metí mis manos en el pantalón y tardé unos segundos en contar las monedas para juntar la cantidad de dinero, le sonreí a la señorita y estiré la mano para entregárselo… Caray, hasta pena sentí por mí
Dinero es dinero, pero por unos segundos en realidad me sentí como un camionero… No necesito más explicaciones ¿O sí?

Salí del local.
No había caminado mucho, pero a la mitad del camino que había recorrido, había un parque muy tranquilo en el cuál quería empezar a comer mi helado. En realidad no lo sentía merecido, por cómo me había comportado últimamente, a demás de no tener una buena razón para comerlo, ni si quiera había caminado mucho… Pero bueno. Caprichos, caprichos... ¿Capicci?
Al final, elegí el vaso porque no quería interrumpir mis pensamientos. El cono, echo de galleta lo haría cada vez que diera una mordida… Ya lo había comprobado anteriormente. “Crunch, crunch” Y a pesar de todo lo que piensas, sólo puedes escuchar esos ruidos que onomatopéyicamente, se representan como “Crunch, crunch”

Al fin… Sentado, dispuesto a comer augustamente… Cuando de pronto, la vi… Paso en su carro, creo último modelo y ni si quiera me vio. Creí yo.

Christy.

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