"Mi nombre es Juan Pablo Castél, el pintor que mató a María Iribarne"

Es curioso como suceden las cosas, a veces.

Uno de mis libros favoritos que no me canso de leer una y otra vez, es el tan mencionado "El Túnel" Por Ernesto Sabato.
La primera vez que me mostraron el libro, fui algo escéptico. Con tan pocas paginas y sin una sinópsis tan clara, no me atrajo mucho aunque al final me terminaron convenciendo.

"Está bien, lo leere cuando tenga tiempo".

Cerca de la semana, me topé con fulanito, quién me pregunto si ya había terminado de leerlo y yo muy mentiroso afirmé que ya estaba por llegar al final del mismo. Aquél día regresé de la preparatoria y me apiadé de el. Me acosté y comencé a hojearlo vagamente.

Bueno, veamos... Pagina 1.. Oh, tengo hambre. Tengo sueño. Me pica el pelo. A bañarse.
Fue hasta en la noche que al fin leí unas cuantas paginas... Y en verdad me gustó. Pensé que había desperdiciado 1 semana, y que ya hubiera terminado de leerlo pero bueno.. Me lo llevé a la escuela y entre clases seguí leyendo.
Terminé el libro bastante rapido, como en 2 días. Tal vez en 3. No lo sé, pero lo terminé cuando iba en el camión.

"Es raro como funcionan las cosas, a veces"

El libro, me hizo cuestionar muchas conductas y en verdad las cuestionaba porque son ciertas.
Amas a una persona y la lastimas, sólo porque te sientes con derecho. Amas. Lastimas. Pierdes. Te arrepientes. Te friegas.

Pablo Castél, el protagonista de la historia, siempre fue un hombre solitario. Lo que se aprecia del cuento es que criticaba mucho a la hipocrecia, siendo él uno de las mayores figuras. Se aprecia lo nauseabundo y el asco hacia ciertas personas, ruidos y situaciones.

No me sentí para nada identificado con Pablo Castél. Pero su situación realmente me gustó.

María Iribarne, la mujer de quien se enamora Pablo. Todo un misterio... Lo cual lleva al Climax de la historia.
Pero hasta aquí le dejaré. De por si la historia es corta y deja deseando que no termine.

Yo la recomiendo, como me la recomendaron y así será nuestro pequeño circulo. Fue un buenísimo libro. Tanto que tuve que ir a comprarlo para guardarlo bajo mi almohada.



-Armando.. Castél-