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lunes, 30 de noviembre de 2009

Ignorancia

"Hace mucho tiempo.
Me gustaba sentarme bajo la sombra que daba el resbaladero gigante.
Me sentaba para contar mis canicas, para comer.
O para examinar las costras que me quedaban de las caídas y tropiezos que tenía día con día.

Cuando llegaba tarde, otros niños ya me habían ganado el lugar. Supongo que en algunas ocasiones me senté con ellos, pero no fue lo mío. De hecho.. Ahora que lo pienso, no recuerdo haber tenido una conversación con ellos.
Apesar de ser niños... Las miradas amenazantes y de recelo podían ser apreciadas. Lo sé... Porque yo daba las mismas.

No puedo culpar a nadie. Aquél lugar, era un BUEN lugar.

Primero que nada, te encontrabas bajo un resbaladero GIGANTE. Eso, era la mera onda.
Había pasto y tierra bajo el, podías escarbar y encontrar animalejos. Cada quién decidía que hacer con ellos..
¿Yo? A veces los veía, otras veces, les dejaba unas migas de pan, porque imaginaba que tenían hambre.
Y... Bueno, lo que pasa es lo siguiente. Tenía ésta rara... Idea de que si pasaba tiempo con los mismos insectos todos los días, pensarían que soy su amigo, con el tiempo su dueño y me obedecerían.

Pero es que nadamás imaginen... "Fulanito", el controlador de las hormigas. Estupendo ¿No?... Pues en aquellos tiempos lo era.

Habré pasado 4 horas al día bajo ese lugar. Conviviendo con esos pequeños animalejos.
La idea de poder controlarlos la tuve presente por mucho tiempo... Así que es normal decir que perdí años con algo tan... Inusual


Y tonto.


Pero que mendigas.
A veces, cuando regreso del mandado, me detengo para dar una vuelta en el parque y dejarles unas cuantas migas de pan. Ya saben... Por los viejos tiempos.
Y cuando se acercan a comer, juraría que se me quedan viendo por unos segundos.

Podría jurar que saben quién soy y podría jurar que me reconocen".

-Armando-

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